domingo, 4 de febrero de 2018

En su cumpleaños...

Mañana sería su cumpleaños.
Como cada año yo buscaría su regalo. Hoy pensé en ella, la recordé con ternura. Igual ayer lloré en una escena cursi en una película y pensé varias cosas. Pensé que ya era tiempo, que su muerte no fue en vano, que ya era tiempo -es común entender y aceptar que las personas de 85 años tengan que morir-, me convencí de ello al ver cómo se apagaba. No pude resistir, no quise o no pude estar, tuve un pretexto para no ir al sepelio de mi madre, y luego otro duelo y en todos tenía miedo, evitaba ser testigo de que se apagara y elegí no estar para guardar un recuerdo diferente. Y sí, evado, evito confrontar o asumir que no están. Heridas abiertas y me adapto a la que soy hoy así, ligera, encontrando respuestas y consuelo en la fe, cuando he pensado que no podía sobrellevar las ausencias doblé el dolor y la tristeza pensando en lo que Dios nos dice sobre el morir, la gloria de volver a casa. Aquí el tiempo transcurre cada vez más en asumir que he sido cobarde para no asumir la muerte de las amadas, para transitar hacia otra parte pero luego entiendo que al final de cuentas eso es el duelo, el vivir y sobrevivir a quienes amamos. Cada día pienso que ella está ahí, que platicamos en silencio y vuelvo a ser niña en sus manos, que me llama "negrita" y que sonríe orgullosa y me dice que siga, que camine y que sea mucho mejor de lo que ella fue, que venza de una vez por todas el miedo y el deseo, sí el deseo de ser todo lo que puedas ser y solo viva. Quizá hace ya serán 2 veces su cumpleaños no físico, nadie sabe si realmente era 5 ó 7 de febrero, esa duda llegó al ver el acta de nacimiento el día que llevamos sus restos al crematorio, quizá... pero estos son los años y meses en los que en realidad dialogo con ella, con lo que hay en mí de ella, con la dulce y sonriente niña que juega con los rizos del agua del río.

No hay comentarios: