lunes, 9 de julio de 2018

Pitahaya

La memoria nos juega malas pasadas 
que tienen que ver con nuestras realidades
con esa inmediatez existencial... 
He visto la fotografía de una hermosa pitahaya 
y no hallaba el signo lingüístico que la designe arbitraria
Evoqué el mar, el trópico y el verdor de la selva
las cactáceas enredaderas donde crece
Me recordó a mí misma
voluptuosidad del trópico en mis venas
Saboree su agridulce textura en la memoria
 Recordé que hace un año no pronunciaba la palabra
Bajtín tenía razón...
Las palabras tienen el rumor 
de quienes las nombran y de sus geografías
como también decía Jackobson
La pitahaya con su trópico incendiando la pupila
acento de un día ardiente
donde el horizonte hierve y se diluye
Mi casa es el sur
pero mi corazón es del norte
al sur donde ya nada existe la pitahaya convoca
que no es la misma que la del desierto
esa que abunda en el norte horizonte
de corazón rojo
el mío es pálido como la pitahaya del sur

Otros son los versos de la selva
otros son los poemas del mar
Aquí aquí solo me queda acariciar la espalda de la noche
abrazar mi frágil existencia
en un nombre que se borra en la memoria
en todos los nombres de quienes se fueron
con quienes aprendí a soltarlo todo
hasta la voz para nombrar ese hermosa pitahaya.