El fuego

Nunca la selva ardió con tanta furia 
Sabía su destino. El tiempo había llegado.
Las catedrales verdes caían, la memoria traía la paz de otros días.
Del tiempo primero del encuentro de las aguas
Del treno 
Del vibrar de los tambores al compás del fuego.
Cuando ardía para calmar el hambre del hombre.
No como ahora que borraba la memoria.
El pájaro lo predijo: llegaría el tiempo del fuego devorándolo todo.
El comienzo del fin
Estaba escrito en el adn de las hojas
En las líneas de la tarde
En el glifo extraño de la corteza de los árboles.
En las manchas del jaguar.
El fuego, que todo lo empezó, todo lo terminaría.

Foto: https://static.iris.net.co/dinero/upload/images/2019/8/22/275955_1.jpg

Nombrar la tristeza/Argentina Casanova

¿Qué hacemos con la tristeza?
En dónde la ponemos
¿qué hacemos con tanta de ella en estos días sombríos
La vida se precipita como un tren sin freno
En un momento saltan pasajeros
no me di cuenta cuando alguien se sentó junto a mí

Estoy desnuda
estoy sin fuerza
es demasiado rápido
y nada se sostiene

¿qué hacemos con la alegría?
La escondemos para que nadie nos la robe
la guardamos para no gastarla
¿nos vestimos de ella para simular que la tenemos?

Sucede -cuando habitamos las ciudades-
que las cenizas se disparan en el día sobre los sueños
apagan el deseo
las ganas de escribir

Quiero volver a nombrarle
escribir las letras que le llaman
antes de que la noche lo invada todo
antes de que caiga la llovizna fría
formando ríos de agua nauseabunda
en esta ciudad de anuncios luminosos
que nos engañan.

Quiero los poemas que quedaron en la memoria
de poetas asesinadas
de las quinceañeras que escribían en sus cuadernos
de periodistas que combatían con palabras
quiero la voz que se perdió
hoy yo solo tengo un vacío
estoy rompiéndome a pedazos y esta vez
no sé si pueda sostenerme
ya no tengo manos
ya no tengo pies
los presté para otras fuerzas
abandoné mi voz en la sierra.
¿y… qué hacemos con la alegría cuando ya no sabemos vivirla?

julio de 2019, CDMX.