viernes, 22 de septiembre de 2017

Estos días...

Hoy tomé su mano...
ambas sabemos que es el instante que yo recordaré.
Nada se queda. Todo es efímero. Todo se va.
Y nos dio nostalgia de ese instante. Yo me imaginé extrañando y recordando el instante. Pensé en cuánto extrañaba la voz de él, y recordé la voz de mi abuela y aún puedo escucharla en mi recuerdo.
¿Dónde están nuestros ausentes?
Mi amiga, mi hermana, mi cómplice de historias y llantos, languidece como una vela, y acudimos puntuales a la cita, esperamos el momento.
No hay prisa.
Sucederá
Lo que no sabemos es quién podría ser primero. En estos tiempos ninguna enfermedad es seria.
Nadie sabe cuándo pero tampoco puede saberlo quien vive con la muerte anunciada.
"El porvenir será largo", y esperamos...
es que acaso no podemos -no sabemos- hacer otra cosa que esperar la muerte. Y mientras tanto... vivimos. Como torpes criaturas que dan tumbos de un lado a otro, como torpes animales que aún no abren los ojos.
Vivimos con el egoísmo de gozar y proclamar el derecho a ser lo que queramos porque algún día moriremos, y mientras tanto despedazamos la vida. La dejamos en silencio. Se agota como un caudal que nos gastamos a la primera.
Pero ella no. Ella espera, es paciente, me observa, me dice que me ama y yo a ella. Temo a su silencio y a su mirada que por ratos se extravía, temo perderla aún antes de que se vaya.
Y mientras tanto miramos una película. Sustituimos las cervezas por el te y el vaso de leche para sus pastillas.
Hoy mismo elegía creer que aún hay tiempo para mí. Lo elegí aunque vivía mis últimos días por esa extraña sensación de no tener nada.
No hay manera no escribir. Quizá solo quede esto después. Ni siquiera yo he podido mirar dentro de mí del todo. Hay cosas que no entiendo de mí y otras que ni siquiera me detengo a pensar.
...solo me acostumbré a vivir fragmentada.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Es septiembre de 2017

Todo mundo (todo el que me importa) está ausente.
...y yo sigo  ausente, distante de todo. Cultivando ausencias.