domingo, 18 de febrero de 2018

"Aquí debería estar tu nombre" /Rubén Bonifaz Nuño

3

Hoy recibí algo tuyo: unas palabras
que al mismo tiempo nacen
del lugar apartado que visitas,
y de la más cercana
felicidad con que me ocupas.

Me dices solamente:
"Llegué bien. No lo olvido. Lo acompaño",
y firmas con tu nombre.

Así que no estoy muerto; que respiro
en algún sitio de tu pensamiento:
que una parte tan sólo
de mí se quedó en México, escribiéndote,
mientras que lo que soy de verdadero
está contigo en calles, en jardines.

Invisible camino al lado tuyo,
con los ojos cerrados, esperando
que tú me cuentes lo que miras
para verlo también; quiero mirarlo
para poder, dentro de mucho tiempo,
decirte alguna vez: "¿te acuerdas
de aquel viaje que hicimos?"

Quiero, además, contarte
que aquí también me estás acompañando;
que tan concretos y evidentes
como el lugar en el que aquí descansas,
como la ropa tuya que dejaste
colgada en una perche, están conmigo
tu voz, tus ojos buenos, tu deseo
de hacer el bien. Poblados se me alumbran,
con tu esperanza, el sueño y la vigilia.

Porque tú lo mandaste al despedirnos,
porque soy cosa tuya, he procurado
no sufrir. He querido que no sientas
ningún dolor por causa mía
en este dedo chico de tu mano
que es hoy mi corazón. Porque te quiero
te digo: "No he sufrido."

Dejo ya de escribirte
para seguir pensando en ti. Comienzo
a tratarte de "usted" en mi memoria.
Usted no me ha olvidado;
Yo la estoy esperando. Usted lo sabe.


4

Aunque estés lejos, aunque pienses
que estás viviendo a solas,
siempre que formas o rompes algo,
cuando algo modificas en las cosas
que te cercan a diario, y al hacerlo
sientes que estás abandonada,
que no hay nadie en tu mundo transformado,
no padeces tú sola. Estoy contigo.

Trabajo tuyo y mío
es abrir ventanas, las opacas
paredes, asomarnos a las cosas,
y no quedar en paz, no ser felices
mientras haya tristeza, mientras haya
algo que no esté hecho, mientras llore
sentado en una calle, entre las gentes,
un perro abandonado.

De tanto darse en vano, está dolido
tu corazón que sigue dándose.
Todo lo que tú eres, lo que amas,
crece en tu corazón, y lo desborda, y se despeña
de tus manos abiertas.

Pero no das en vano ya; recibo
lo que dejas caer. Tu desventura
ya no es completa desde que te amo.

Reina desamparada,
señora de las dádivas perdidas:
porque te necesito te hago falta.
Tu soledad no es sólo tuya, es nuestra:
porque te das existo,
y solidariamente respondemos
de la suerte del mundo.

En mi país qué tristeza...



Para tener presente en estos tiempos...

Ya nadie me espera...



¿Cómo podré recoger las palabras habladas?

Golpe de mar



En la vida, a veces tenemos esos "golpes de mar" que nos dejan sin rumbo y aunque seguimos navegando no sabemos cómo ni a dónde vamos, sino que hemos renunciado a tener el control y simplemente esperamos que un día cualquiera, algo suceda y en el horizonte divisemos la isla donde pertenece nuestro corazón.

"...hago esta declaratoria porque te quiero y confío..."

miércoles, 14 de febrero de 2018

Amor... tu camarada te espera...

Hay días como hoy, en los que me distraigo y pienso en muchas cosas, pero en algún momento pienso en tu sonrisa, tu gran, extensa y brillante sonrisa... lo que significa con toda su luz.
Pienso en ti, me gusta imaginar que algo hay de real... quiero creer que me escuchas... amor, amor, si me escuchas, si me puedes ver...
como dice esta canción... llena un poco de mi vida, llena un poco de mi ser... después de todo aquí todo es un jardín maravilloso que ha crecido donde estuvo el amor que tú dejaste en mí... no hay un desierto a pesar de todo, no hay un abismo a pesar de los silencios, no hay melancolías ni reproches... solo hay amor, agradecimiento, dicha y gozo de saber y recordar que eres la misma persona de la que me enamoré, que eres el camarada-amigo al que mi sonrisa ingenua no le parece la de una persona fuera de lugar, sino la de alguien que cree y sueña en un mundo diferente, alguien que cree en las palabras, y yo elegí creer en tus palabras y aquí estoy sin dolor sino con esperanza, esperando que vuelvas de ese viaje por tu interior y que en él hayas descubierto muchas cosas, y que al volver  a esta vida, este mundo, encuentres este jardín que es mi pecho, mi pensamiento en donde solo hay amor y agradecimiento por la dulzura de tu amor... Ojalá la vida sea más como tú, y que más flores crezcan en este jardín de oscuras flores que a pesar de todo florecen y sonríen al día, agradecen el sol, la llovizna y creen que alguna vez todo fue real.

...igual que un bicho raro... todo lo que doy, todo lo que soy...

sábado, 10 de febrero de 2018

No he dejado ni un momento de pensar...

Conversaciones...

Esta tarde estuvimos conversando. Un poco de todo, de las calles, las ciudades, las personas, las ausencias y nuestras ideas de ayer y las nuevas...
Todo empezó con una frase que me recuerda a algo más... quizá parezco tu sombra, tu avanzas y yo vengo atrás, tú retrocedes y yo avanzo...
Las geografías son nuestros pasos.
Luego pensé que quizá no era "sombra", no me gustó la idea de seguir pasos porque estoy inventándome una vida en esta nueva ciudad, en la vieja ciudad que todo lo asfixia y a mí, en su escasa luz, en su escaso sol, en su bullicio que deja en silencio todas las almas... me he ido acostumbrando -pienso-, ahora no es tu ciudad, es la mía... no sé qué tanto puede ser una ciudad de tantas almas de alguien, pero intento que sea mía.
Al menos en esta ruta que conozco que se parece en mi imaginación a mis calles favoritas.
Esta tarde hemos conversado, te conté que sigo escribiendo, te conté de estas nuevas lecturas, poco porque había otras cosas de las que conversar.
Por ratos, sentía que me cantabas, y yo te dejaba hacerlo... siempre me gustó tu forma de hablarme así... y me imaginé que me murmurabas al oído esas canciones que solo tienen sentido para mí, imaginé un poco que esta tarde fría era nuestra a pesar de las distancias. Todo lo imaginé...
Lo cierto es que habitas tanto esta ciudad como mi memoria, imagino que este diálogo realmente existe, y que aquí estamos, hablándonos sin hablar, reiventando el sentido de la palabra, del encuentro, los abrazos, los besos y las amorosas noches donde nos contamos todo, tú lees un libro en silencio,  yo leo voraz estas nuevas lecturas, y al final de la noche solo me vuelvo para decirte... te regalo la noche y una canción.

viernes, 9 de febrero de 2018

Yo, Coyolxauhqui

El problema de romperse tantas veces y de tantas formas es que al final la pregunta no es ¿qué se puede ser?, sino ¿cómo aprendemos a caminar sosteniendo nuestros pedazos?, y se entiende que todes empezamos a rompernos el día que nacimos, y que la vida no es sino una serie de roturas con las que solo tenemos la alternativa de aprender a vivir y a caminar sosteniendo nuestros pedazos.
Hace un par de años entendí, durante una charla sobre la tortura, que no existe posibilidad de "volver al estado anterior" de un hecho que nos "rompe", porque las personas somos consecuencias de todos y cada uno de los eventos que nos van rompiendo desde antes de nacer, pero sí podemos aprender a vivir así, quebrados, sabernos rotas y llenas de roturas.
Aprendí a gustar de la palabra "rotura"; cobró más fuerza y belleza el significado de "La mujer rota", y elegí enunciarme con un poema:
Coyolxauqui, la Diosa rota, desmembrada que se sabe así y toma sus pedazos para seguir, levanta sus fragmentos y sigue viviendo.
Coyolxauqui, es el poema que escribí confesándome "quebrada, rota, en una historia de roturas a lo largo de mi vida que están ahí y me hacen la que hoy soy, resiilente, resistente-frágil, amorosa y ligera... acepté que nunca podré estar "completa" y así he aprendido a vivir conmigo.

domingo, 4 de febrero de 2018

Elijo el silencio

La palabra devora a su humanidad.
La cuestión humana, filme.
Las palabras nos llegan con su significado intuitivo, nos significan y nos golpean en la cara. Después, se quedan para decirnos desde lo que el corazón interpreta, el cerebro, las manos, los pies, todos los órganos que nos forman y que descifran y cifran de nuevo, los genes, el ADN que nos dice lo que algo significa aun cuando no entendamos conscientemente su significado. Como las manchas del jaguar.
“Las palabras tienen el rumor de quienes las han hablado antes”.
La humana condición está filtrada por la palabra. Decido dejarla fluir en el momento de las cuales solo verteré las que estimo apropiadas para el texto:
Irrupción.
Disrupción.
Banalidad.
Com-pulsión.
Avidez sin hambre.
Hambre sin hambre.
In-sostenibilidad.
Avidez.
Sed.
Pulsión.
Explosión.
Música.
Colores.
Imagen
Manía.
Miedo.
Bacterias.
Concierto.
Extraviada.
Devastación.

Lenguaje muerto.
El uso de palabras (…) como clave de inflexión discursiva.
El acto que suple la palabra en el discurso. (La tristeza).
La eugenesia capitalista.
Nombrar y renombrar. Gramática genocida –enloquecimiento-, el lenguaje técnico es el virus que borra la reflexión. Mientras habito los márgenes del mundo –la periferia conscientemente elegida-.
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La arbitrariedad del signo. Yo Calibana.
-entonces decir sillón no será sillón (nombrarlo). Si callo estaré hablando.
La mía, mi voz es la de los que callaron en la historia.
El mío es el silencio del esclavo. Del bárbaro. La mía es una pausa como la de los trogloditas, sentados frente a frente, en círculo, sin hablar.
Me niego a “hablar con la lengua del amo”.
Renuncio a sus palabras aunque me quede en silencio. (El silencio) -cifra- para sobrevivir porque no somos capaces de afrontarlo.
El silencio que interpela.
El silencio es la voz de los que callan. El silencio es también una forma de comunicarnos.
Si las palabras tienen "el rumor de quienes las han hablado antes", el silencio tiene el dejo de quienes callaron antes.
Cuánto silencio.

El silencio como discurso

El derecho a decir sin la palabra sino con ese vacío que dejamos fluir al elegir no sostener el diálogo no corresponder como interlocutor, deslegitimar la retórica imperante desde una no palabra que sostiene un anti-diálogo con el silencio.
La palabra no es la única forma de decir, también estamos en el mundo a través de los sonidos y el silencio es una forma de sonido.
La virtud del silencio es que permite escuchar todo lo que hay en ese vacío, el discurrir de la existencia que está presente en la vida cotidiana de quien guarda silencio. Yo dejo escuchar mi cotidianidad en vez de tomar la palabra. Así, mi respuesta me llega como una no respuesta para intencionalmente no legitimar a un interlocutor violento e in-civilizado el civilizado, a propósito, uso aquí ese término y no el de bárbaro-Calibán que me implica mayor complejidad de aquel que está in-fuera de la civilización aceptada.
En qué momento guardo silencio ¿por qué? Como la música, los silencios no son ociosos sino intencionales y se presentan en un momento en el que cobra sentido frente al sonido. En cambio, mi respuesta son las cosas de las que hablo, de las que sí escribo y que sin enunciarlo constituyen la respuesta a preguntas no planteadas, a palabras no enunciadas en ese diálogo figurado que sostengo desde las pausas de mi silencio frente a las retóricas, y uso palabras elegidas para hablar de lo que sí quiero interpelar con voz: la violencia, el feminicidio, el horror que se vive en este país en el que se gastan millones en campañas electorales en tanto pobreza extrema que nos explota en la cara en la calle y frente a la que, además de vergüenza tengo imposibilidad e incapacidad, la inutilidad de la palabra, herramienta –elegida- para transformar mi realidad próxima, la que creo necesario cambiar pero frente a la que me siento incapaz.
¿La cuestión más humana, es esta realidad?

Como quien elige una cuchara para labores de excavación para encontrar los cimientos de la sociedad, pero resulta que esa cuchara es el único medio que poseo con todas sus limitaciones o alcances.

Devuélvete pronto a mí...

En su cumpleaños...

Mañana sería su cumpleaños.
Como cada año yo buscaría su regalo. Hoy pensé en ella, la recordé con ternura. Igual ayer lloré en una escena cursi en una película y pensé varias cosas. Pensé que ya era tiempo, que su muerte no fue en vano, que ya era tiempo -es común entender y aceptar que las personas de 85 años tengan que morir-, me convencí de ello al ver cómo se apagaba. No pude resistir, no quise o no pude estar, tuve un pretexto para no ir al sepelio de mi madre, y luego otro duelo y en todos tenía miedo, evitaba ser testigo de que se apagara y elegí no estar para guardar un recuerdo diferente. Y sí, evado, evito confrontar o asumir que no están. Heridas abiertas y me adapto a la que soy hoy así, ligera, encontrando respuestas y consuelo en la fe, cuando he pensado que no podía sobrellevar las ausencias doblé el dolor y la tristeza pensando en lo que Dios nos dice sobre el morir, la gloria de volver a casa. Aquí el tiempo transcurre cada vez más en asumir que he sido cobarde para no asumir la muerte de las amadas, para transitar hacia otra parte pero luego entiendo que al final de cuentas eso es el duelo, el vivir y sobrevivir a quienes amamos. Cada día pienso que ella está ahí, que platicamos en silencio y vuelvo a ser niña en sus manos, que me llama "negrita" y que sonríe orgullosa y me dice que siga, que camine y que sea mucho mejor de lo que ella fue, que venza de una vez por todas el miedo y el deseo, sí el deseo de ser todo lo que puedas ser y solo viva. Quizá hace ya serán 2 veces su cumpleaños no físico, nadie sabe si realmente era 5 ó 7 de febrero, esa duda llegó al ver el acta de nacimiento el día que llevamos sus restos al crematorio, quizá... pero estos son los años y meses en los que en realidad dialogo con ella, con lo que hay en mí de ella, con la dulce y sonriente niña que juega con los rizos del agua del río.