miércoles, 29 de junio de 2016

Dos sueños...



Todavía recuerdo dos sueños: uno era muy "simbólico", nos veía a ambos a él y a mí, en medio de la gente, conviviendo, compartiendo, hablando de las cosas que nos unían, y dejábamos todo el ruido y nos sentábamos en unas sillas de una mesa de jardín, alejados de la demás gente. Ahí, él me decía que tenía algo que obsequiarme, mientras yo, buscaba entre mi bolsa algo que tenía para entregarle... ambos nos reímos al ver que se trataba de "nuestros libros", y nos escribimos unas dedicatorias, decía algo acerca de que es más profundo dar un libro, que estaba dándome su corazón, y yo correspondí diciendo que ahí en ese libro estaba y era mi corazón...
En otro sueño, ambos nos reíamos y nos tirábamos bajo la sombra de un árbol, sobre ladrillos rojos, bajo las ramas de los árboles tendidos ahí recibíamos tenues rayos del sol, nos reíamos, eramos felices... y no había tiempo, ni futuro, ni pasado, ni distancia. Su cara era maravillosa, su rostro entre sombras y rayos del sol, sus ojos entrecerrados rehuyendo al brillo del sol... su enorme y magnífica sonrisa que iluminaba todo el día, todo el momento, toda la tarde, la noche y que sigue iluminando mi vida desde antes y aún después de habernos encontrado.

lunes, 27 de junio de 2016

Mi tristeza.../Argentina Casanova

Anoche soñé con mi tristeza
La vi un tanto demacrada
Aunque ya no tenía las manos de tu ausencia
me reprochó que ya no escriba cartas 
Y que -según ella- yo haya empezado a olvidarte
Dijo que así, un día de estos, ella estará muerta
Le pedí que tenga paciencia

No es cosa sencilla 
-Lo hablamos-
al final entendió que haya vuelto a sonreír
aunque te extrañe

Le hablé de mi alegría y de huir de nueva cuenta
apenas supe que podía enamorarme
Que todavía no podía vivir con ella y 
al mismo tiempo gozar la humana compañía 

-Soñé con ella porque hace días que no nos saludamos, 
y mira que resiste, es fuerte, es valiente 

Pero se languidece y en su debilidad 
me dijo que la noche trae olvido
Y que así de acostumbrarse a una ausencia se
muere lentamente mi tristeza.

martes, 21 de junio de 2016

2



Hoy es un día pésimo... de pensar y darle vueltas de nuevo a todo. No, no nadie tiene la culpa de que alguien con tantas roturas ame tanto... y no pueda olvidar... y al final las mentiras, las palabras dichas no hayan tenido ningún significado pero aquí se hayan quedado, y siga sin salir, sin poder abandonar la orilla del abismo.
Pobres quienes no pueden salir, quienes se enamoran y aman sin poder olvidar... pobres entre los pobres, rotos entre los rotos, enfermos de amor, de vida... para descubrir que en realidad nunca existió el amor de la otra parte, que todo fue un juego con una pieza rota.
¿Cómo seguir? ¿Cómo empezar de nuevo si no se es?



lunes, 20 de junio de 2016

Ni tan arrepentida de haberte conocido...



Defender la alegría...

Run run se fue...

Ahogarnos...

Estoy convencida que el Sistema que ha promovido el odio contra las mujeres, el mismo sistema que promovió el odio contra las personas de piel oscura, las que eran diferentes, ese mismo sistema es el que hoy día se traduce en creencias, ideas y actos que llenan todo de una emoción vacía, trivial izando los sentimientos, disolviéndolos, haciendo light la amistad, la fraternidad, la solidaridad traducida en un like, el lamento del conflicto sin la acción, se traduce en banal izar los actos más inhumanos hasta hacernos sentir que eso es lo humano. En ese juego moderno de enajenación las redes juegan un papel de suma de emociones vacías y nos conducen a una etapa de transición entre el "odio" hacia la indiferencia y peor aún al "homo y mujer videns", distante, aislado detrás de su monitor, lejano y poco dispuesto a involucrarse. Hoy la gente, los hombres y las mujeres no quieren amar, tienen miedo a entregarse, desconfían, se justifican, esperan y demandan la perfección idealizada en la imagen, se desenamoran, no se construyen lazos y vínculos sólidos, y todo se trata de estar solos, de defender la individualidad a toda costa, la "independencia", la "autonomía", no "sentirse controlados" sino controlar, tener el control en la "relación". El amor dejó de ser amor y se convirtió en una lucha de poderes, engaños y simulaciones de quién controla a quién, quién ama menos para no sentirse o saberse subyugado dentro de esa construcción del amor como "debilidad" Y a cambio emocionalizamos todo para llenar el vacío. El sistema construye así el mecanismo de control más eficiente, destruir los lazos, los vínculos sólidos que históricamente han afrontado al sistema. No, no es casual que en medio de las luchas, las guerras, las revoluciones y todas las resistencias sea el amor la más grande arma de las resistencias. Es el amor al hijo, al pueblo, el amor y la amistad, la camaradería, la posibilidad del amor al prójimo lo que nos lleva a marchar, a protestar, a salir y abandonar la cómoda indiferencia ocultas detrás de la computadora en un "activismo de emocionalidad" sin realmente involucrarnos, poner el cuerpo. No, no es casual que en el Camino Lento, poema de Marge Piercy diga: "¿Qué pueden hacerte? Lo que ellos quieran... Pueden reventarte, pueden tomar tu niño, emparedar a tu amante...¿cómo puedes pararlos? Puedes negarte pero todo se te vendrá encima. Pero dos personas peleando hombro a hombro pueden esquivar una mafia... Dos personas pueden mantenerse sanas, brindándose apoyo, convicción, amor, masajes, esperanza, sexo."
Por eso la canción de Amparo Ochoa, Para amar en los tiempos de guerra, por eso el poema de M. Benedetti Defender la alegría. Porque la verdadera lucha y resistencia es amar, porque están intentando quitarnos el amor mediante discursos de miedo y de individualidad, porque sólo así la humanidad está condenada al automatismo imbécil.

...
Ahogarnos en la individualidad. Abandonar el ser y habitar como entes que trabajan. El trabajo purifica me repito para justificar mi poco deseo de vivir, de salir, de convivir con personas. 
Evado la vida con el vivir por el trabajo, el sueño de un trabajo que lleva y me une a lo que amado, al amado, al camarada y amigo.
Y aquí estoy, enferma de lo mismo, de una imposibilidad de amar, de darme, y transitar en el miedo a la realidad porque afuera todos están olvidando lo que es el amor, porque eso suponen los hace fuertes, los hace mejores. El que ama se humilla, la que ama se vulnera, se quiebra, frente a un otro que puede quebrarle y subyugarle y amar es el sinónimo del estado más oprobioso para quien lucha por ser fuerte.
Pero yo, me he quebrado y vulnerado una y otra vez por decir que amaba. Por eso defiendo la alegría, la esperanza, el sueño del amor.



Para estos días en los que extraño a mi camarada..

jueves, 16 de junio de 2016

Incendio

No   no es casual que yo no encuentre un hombre
el amigo se vaya      el amante abandone
el padre sea ausente   y yo no pueda nunca ser tu hermana
no es casualidad que cada vez sea más difícil
amar o compartir la alegría
Aunque le regale poemas
aunque comparta mi biblioteca
aunque lo abrace en la palabra
ni con todos los versos o ensayos
ni con los artículos o los diálogos

Nadie las quiere
por feministas
nadie las ama porque no necesitan
nadie las considera humanas

No   no es casual que en este mundo se odie a las mujeres
que el amor se escape entre mentiras y temores
que les enseñen a odiar a mentir o a evitarnos
No es que seamos las locas
las putas o las brujas
no es que vayamos a acabar con su genialidad
o devoremos su hombría a sorbos de cerveza
ni tomemos el control de la vida con una sonrisa
no importa si es un príncipe un guerrero o un camarada
ellos no saben amar a las mujeres
y nosotras  nosotras las condenadas a amarlos a ellos
somos las desamparadas
Felices las que saben del amor entre mujeres


Me habría gustado ser mujer antes del odio
antes de la quema de brujas
antes del corsé y del cabello largo
Quiero volver al tiempo de ser libre
cuando podíamos ser guerreras
cuando nadie cuestionaba nuestros cuerpos con tatuajes
y la redondez de nuestras caderas era la fuerza en nuestras piernas
cuando peleábamos cuerpo a cuerpo en el campo de batalla y en la cama
Antes cuando sembrábamos las mismas tierras

No hoy
No ahora
bajo tantos sistemas y controles patriarcales
que si es el amor y la misericordia
que si es el vientre y el hijo
Hombres pequeñitos pequeñitos todos
Espero que sus odios se apaguen en sus fuegos
Antes de que acaben con el bosque donde corramos como lobas
antes de que necesitemos otro mundo
para vivir con otra forma de ser humana y libre.





miércoles, 15 de junio de 2016

Todo lo que he escrito sobre nosotros es mentira/Nacim Hikmet


No es lo que fue sino lo que yo quise
mis nostalgias detenidas en inalcanzables ramas
mi sed extraída del pozo de mis sueños
bocetos alumbrados.

Todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad
tu belleza
     o sea una cesta de frutas una mesa en el campo
cuando me faltas tú
     o sea cuando me convierto en la última farola de la calle
                                                          del último rincón de la ciudad
cuando tengo celos de ti
     o sea cuando corro de noche entre los trenes con los ojos vendados
mi felicidad
     o sea río soleado que rompe sus diques.
Todo lo que he escrito sobre nosotros es mentira
todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad.

Hombre pequeñito (Alfonsina Storni)

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.

No habrá nadie en el mundo...

martes, 14 de junio de 2016

1


La ciudad se derrumba
todas las ciudades caen

Todavía recuerdo la última noche que dormimos juntos
era una ciudad infame en un lugar infame
pero ahí adentro a mí me habitaba la ternura
No cuando las paredes separaban
aquella en la que compartíamos la cama
yo elegí mudarme a la otra 
a unos centímetros de ti
por el dolor y la tristeza
porque no quería acostumbrarme a tu cuerpo junto al mío
por el miedo a amarte aún más de lo que ya te amaba
por el insomnio que aguijonea todas las noches
y porque al día siguiente yo te despediría
rogando que no arrojaras mi corazón
a la alcantarilla

Podía velar tu sueño
tu desnudez y mi ternura
por tus pies al borde de la cama
pero desperdicié la noche por el miedo
y me mudé a la otra 
nunca recuperé esas horas
ni esos abrazos y besos que pude darte mientras dormías

Quiero repetir todos los días que me queden
esa sonrisa tuya al despertar
tu dulce invitación a ir junto a ti
a descubrir que el hambre y la sed
no es humana
que nunca se aplaca ni se sacia
que aquí sigo sintiendo las mismas ganas
de abrazarte todo y descansar exhausta sobre tu pecho

Las ciudades caen
cayó Pompeya bajo el fuego del volcán
y todas las mañanas yo despierto con el recuerdo
de tus manos recorriendo mis caderas
y caigo
me rindo ante tus ojos negrísimos y bellos
caigo y me rindo en el silencio
me entrego una y otra vez en el recuerdo.





viernes, 3 de junio de 2016

Recordar un encuentro

El amor no se repite.
El amor es extraño, ligero, es el tintineo de las llavecitas metálicas que hacen un sonido tintineante contra un poste altísimo en un sueño. En mi sueño. En una noche de descanso por fin, después de tantos días de no dormir bien. Veo un cerro, una montaña de las que he visto  cerca de donde estás. Es de tierra y me da la impresión que se derrumbará, pero tiene una escalera que sube hacia lo alto. Y hay muros de esos que se levantan estúpidamente en los freeway, en los muros que se convierten en separaciones entre un pueblo y otro, como el que se construía la última vez que estuvimos juntos y pasamos por ahí para llegar al aeropuerto. Como los que existe en las ciudades del norte, como los que existen en mis sueños.
Y de ese muro que sostiene una autopista, brinco, lo hago con tanta agilidad que solo puede ser en mis sueños.
Quizá es el presagio de este día de recordar profundamente, de buscar un libro que me hace recordar palabras que se las ha llevado el viento. Y recordar la pregunta de todos los días
Si pudiera al menos recobrar la confianza, si pudieras reconstruir pero ni siquiera es que tú hayas roto, ya estaba rota por la vida y todo parece ser irreparable ahora. No hay manera, algo se perdió y nadie más puede amar a seres así, rotos, incompletos, enfermos, nadie ama a Violeta cantando sus canciones tristísimas como la amabas tú, nadie ama el silencio como lo guardan tus ojos negrísimos.
Y recuerdo el poste de mis sueños, alto que se pierde y recuerdo también el poema de "Yo sé que existo porque tú me imaginas, Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos"
Y quizá es eso, que no estás tú para verme buena y bondadosa, que tú me has olvidado y he quedado muerta sin que yo lo supiera... y es por eso que hoy nadie puede verme.
Ojalá pudieras recordarme el tiempo necesario para devolverme la vida... y pueda seguir caminando y viviendo, aunque ya por fin lejos el uno del otro... si es que no puede ser de otra manera.
Quizá es que he recordado los días en los que estaba viva y nos encontramos en medio de este mundo que no prometía nada.



Mi vida con la ola/ Octavio Paz

Cuando dejé aquel mar, una ola se adelantó entre todas. Era esbelta y ligera
 A pesar de los gritos de las otras, que la detenían por el vestido flotante, se colgó de mi brazo y se fue conmigo saltando. No quise decirle nada, porque me daba pena avergonzarla ante sus compañeras. Además, las miradas coléricas de las mayores me paralizaron. Cuando llegamos al pueblo, le expliqué que no podía ser, que la vida en la ciudad no era lo que ella pensaba en su ingenuidad de ola que nunca ha salido del mar. Me miró seria: "Su decisión estaba tomada. No podía volver." Intenté dulzura, dureza, ironía. Ella lloró, gritó, acarició, amenazó. Tuve que pedirle perdón. Al día siguiente empezaron mis penas. Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policía? Es cierto que los reglamentos no dicen nada respecto al transporte de olas en los ferrocarriles, pero esa misma reserva era un indicio de la severidad con que se juzgaría nuestro acto. Tras de mucho cavilar me presente en la estación una hora antes de la salida, ocupé mi asiento y, cuando nadie me veía, vacié el depósito de agua para los pasajeros; luego, cuidadosamente, vertí en él a mi amiga. El primer incidente surgió cuando los niños de un matrimonio vecino declararon su ruidosa sed. Les salí al paso y les prometí refrescos y limonadas. Estaban a punto de aceptar cuando se acerco otra sedienta. Quise invitarla también, pero la mirada de su acompañante me detuvo. La señora tomo un vasito de papel, se acerco al depósito y abrió la llave. Apenas estaba a medio llenar el vaso cuando me interpuse de un salto entre ella y mi amiga. La señora me miro con asombro. Mientras pedía disculpas, uno de los niños volvió abrir el depósito. Lo cerré con violencia. La señora se llevó el vaso a los labios: –Ay, el agua está salada. El niño le hizo eco. Varios pasajeros se levantaron. El marido llamó al Conductor: –Este individuo echó sal al agua. El Conductor llamó al Inspector: –¿Conque usted echó substancias en el agua? El Inspector llamo al Policía en turno: –¿Conque usted echó veneno al agua? El Policía en turno llamó al Capitán: – ¿Conque usted es el envenenador? El Capitán llamó a tres agentes. Los agentes me llevaron a un vagón solitario, entre las miradas y los cuchicheos de los pasajeros. En la primera estación me bajaron y a empujones me arrastraron a la cárcel. Durante días no se me habló, excepto durante los largos interrogatorios. Cuando contaba mi caso nadie me creía, ni siquiera el carcelero, que movía la cabeza, diciendo: "El asunto es grave, verdaderamente grave. No había querido envenenar a unos niños?". Una tarde me llevaron ante el Procurador. –Su asunto es difícil –repitió–. Voy a consignarlo al Juez Penal. Así pasó un año. Al fin me juzgaron. Como no hubo víctimas, mi condena fue ligera. Al poco tiempo, llegó el día de la libertad. El Jefe de la Prisión me llamo: –Bueno, ya esta libre. Tuvo suerte. Gracias a que no hubo desgracias. Pero que no se vuelva a repetir, por que la próxima le costara caro... Y me miró con la misma mirada seria con que todos me veían. Esa misma tarde tomé el tren y luego de unas horas de viaje incómodo llegué a México. Tomé un taxi y me dirigí a casa. Al llegar a la puerta de mi departamento oí risas y cantos. Sentí un dolor en el pecho, como el golpe de la ola de la sorpresa cuando la sorpresa nos golpea en pleno pecho: mi amiga estaba allí, cantando y riendo como siempre. –¿Cómo regresaste? –Muy fácil: en el tren. Alguien, después de cerciorarse de que sólo era agua salada, me arrojó en la locomotora. Fue un viaje agitado: de pronto era un penacho blanco de vapor, de pronto caía en lluvia fina sobre la máquina. Adelgacé mucho. Perdí muchas gotas. Su presencia cambió mi vida.