lunes, 22 de febrero de 2016

Los días pasan

Hace tiempo no escribo. No queda tiempo en medio del trabajo. La cotidiana existencia, los dolores ajenos y las urgencias de vida de las mujeres son demasiadas. Hay demasiado dolor en el mundo. Tanto que el mío no existe, ni siquiera es dolor, no hay dolor ni nada comparado con todo el sufrimiento de la gente que es arrancada de la vida, de la fe y del amor.
Pero para que esa oscuridad no nos arranque la esperanza, buscamos la esperanza del amor. La luz que solo habita las sonrisas y los sueños. Pienso en él, pero con paz, con serena paz. Pienso en él que es el amor, él cuya sonrisa evoco y sigue despertando mi sonrisa y mi alegría, el sueño tal vez de que viví algo aunque tal vez lo imaginé o lo soñé.
A veces prefiero recordar los sueños que son más dulces. Aunque a veces se vuelven pesadillas, como hace unos días cuando la calentura me invadió y ahogó mis sueños de tristezas y temores, esos miedos que ya no habitan en mí hace mucho tiempo.
Y pienso que ya sigo caminando, que hace tiempo dejé atrás todo, que el recuerdo se diluye pero no hay miedo. No lo tengo, lo he perdido y lo he dejado atrás.
Más bien me encuentro ligera como una burbuja de jabón yendo hacia donde el viento nos lleve, yendo hacia adelante y mirando la vida. Saboreo el sol, saboreo el café, el te de jazmín y hasta el jocoque favorito.  Tengo el cabello más negro y más largo, otra vez no lo he cortado y ya luce larguísimo. El año pasado cuando decidí que todo debía cambiar lo corté y me llevó tiempo cambiarme a mí misma, no al mundo no a él, el amor, sino a mí. POrque no es el mundo el que necesitaba cambiar sino mi forma de vivirlo y saber que aquí estamos observando y escribiendo. Lo cotidiano, lo primero que viene a la cabeza y siendo honesta, sinedo sincera, llana, lisita y transparente como ofrecí una vez, como solo puedo ser yo para conocerme y encontrarme.
Aquí encontrándome, mirándome al espejo, mirando debajo de la máscara y conociéndome...

Otra vez ingenua, dispuesta a vivir, a sonreír. Con la maleta ligera habitando las calles y bajo el techo del cielo.

No hay comentarios: