viernes, 3 de junio de 2016

Recordar un encuentro

El amor no se repite.
El amor es extraño, ligero, es el tintineo de las llavecitas metálicas que hacen un sonido tintineante contra un poste altísimo en un sueño. En mi sueño. En una noche de descanso por fin, después de tantos días de no dormir bien. Veo un cerro, una montaña de las que he visto  cerca de donde estás. Es de tierra y me da la impresión que se derrumbará, pero tiene una escalera que sube hacia lo alto. Y hay muros de esos que se levantan estúpidamente en los freeway, en los muros que se convierten en separaciones entre un pueblo y otro, como el que se construía la última vez que estuvimos juntos y pasamos por ahí para llegar al aeropuerto. Como los que existe en las ciudades del norte, como los que existen en mis sueños.
Y de ese muro que sostiene una autopista, brinco, lo hago con tanta agilidad que solo puede ser en mis sueños.
Quizá es el presagio de este día de recordar profundamente, de buscar un libro que me hace recordar palabras que se las ha llevado el viento. Y recordar la pregunta de todos los días
Si pudiera al menos recobrar la confianza, si pudieras reconstruir pero ni siquiera es que tú hayas roto, ya estaba rota por la vida y todo parece ser irreparable ahora. No hay manera, algo se perdió y nadie más puede amar a seres así, rotos, incompletos, enfermos, nadie ama a Violeta cantando sus canciones tristísimas como la amabas tú, nadie ama el silencio como lo guardan tus ojos negrísimos.
Y recuerdo el poste de mis sueños, alto que se pierde y recuerdo también el poema de "Yo sé que existo porque tú me imaginas, Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos"
Y quizá es eso, que no estás tú para verme buena y bondadosa, que tú me has olvidado y he quedado muerta sin que yo lo supiera... y es por eso que hoy nadie puede verme.
Ojalá pudieras recordarme el tiempo necesario para devolverme la vida... y pueda seguir caminando y viviendo, aunque ya por fin lejos el uno del otro... si es que no puede ser de otra manera.
Quizá es que he recordado los días en los que estaba viva y nos encontramos en medio de este mundo que no prometía nada.



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