martes, 13 de marzo de 2018

el egoísmo nuestro de cada día




todos creemos merecer las lágrimas
todos nos arrogamos el derecho a llorar nuestras penas
nuestra pena y nuestro dolor como el único
el más grande
quizá el menos vergonzoso

Y yo siento vergüenza
rabia también
pero vergüenza
frente a la mujer que seca sus ojos
cuando le preguntan por el esposo desaparecido
cuando lo nombra
cuando lo abraza hablando de él en presente

Yo   pienso en la tristeza que me carcome día a día
en mis muertas
en mis miedos
en mis fragilidades
Este frío es más frío
me humillo
siento que mi tristeza es
definitivamente la más estúpida de todas
porque sé dónde descansan mis muertas
porque tuve un adiós  aunque no esperado

Siento vergüenza de mí misma
de contar y nombrar los ausentes del pasado
de tejer la mantilla del ahora
en un hoy que se borda de millares de fotografías
y nombres de desaparecidos

Siento vergüenza de mi tristeza
de mi infame inútil y egoísta tristeza
porque a quienes no tenemos desaparecidos
nos queda el pudor de sabernos privilegiados
de andar por la vida con una tristeza insólita
en tierra de masacres y desapariciones

como quien construye su idea de felicidad o tristeza
sobre cimientos de piedras de otros edificios
sobre las fosas de miles de muertos
sobre los que inventamos esta felicidad a medias
hipócrita y egoísta.

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