viernes, 16 de marzo de 2018

Abandonar la isla inexistente

A veces tardamos tiempo, mucho tiempo en entender lo mal que estamos.
Nos aferramos a los sueños o a una posibilidad que solo existe en nuestro deseo, en nuestro sueño... y eso no te hace peor persona, ni mejor. Pero tampoco te hace una persona libre para vivir.
Eliges quedarte encerrada en un edificio que has construido para ti misma, para huir, para escapar de la vida... te aferras simplemente a lo inexistente por miedo a vivir.
¿Qué haces cuando decides abrir la puerta y asomarte?
Recuerdo a Shelter, sí el que se esconde esperando a la catástrofe en su bunker... así yo he evitado la vida estos últimos, casi cinco años.
Y hoy que tengo que salir y caminar, estoy tropezando, viendo un sol que me deslumbra, temerosa, y quizá me caiga una y otra vez. Ya antes lo intenté pero volví a encerrarme entre estas cuatro paredes.
Hoy abandoné esa fortaleza, lo hice a "tontas y a ciegas" pero no tenía otro remedio o iba a morir ahí encerrada.
Qué importa cuántas veces nos hayamos equivocado, qué importa cuánta tinta derramada inútilmente, qué importa tanto amor a la nada y a la pared que no escucha ni ve ni siente, qué importa que no sirva de nada, que se haya ido todo como dice la canción "se va la vida, se va como la mugre en el lavadero", yo lo elegí o no supe vivir de otra forma y hoy estoy tropezando.
Hoy llegué al límite de mis fuerzas y mis posibilidades, de mis propios juicios y mis propios miedos, decidí romperlo todo y quedarme sin nada, completamente sin nada.
DA miedo, da horror no tener nada, ni siquiera la esperanza de volver atrás a ese refugio. He querido romper el puente pero el puente nunca existió.
Nunca hubo un refugio sino un escondite para evitar vivir... tampoco es que nos quede mucho camino por delante o mucho camino que quiera recorrer, es simplemente que quiero vivir, salir y perder el miedo.
He llorado y me he doblado, me he sabido rota y he aprendido a vivir sintiéndome así, hasta querer mis roturas... me ha costado tanto aprender a saber que no estoy mal, o quizá sí, sí soy yo, estoy "fallada", defectuosa. Que es cierto, no soy lo guapa o lo linda que esperaría, ni lo que él esperaba, pero no tengo que ser lo que nadie espera, ni nadie tiene que ser lo que yo espero y solo tengo que aprender a vivir.
Pero estoy aprendiendo a soltar hasta ese miedo de no ser lo que alguien más espera, tuve tanto miedo, perdí tanta confianza, me doblé tanto que casi me borro, hoy estoy volviendo a recuperar mis trazos y verme a mí misma, encontrarme de nuevo, ver mis propios pies, mis manos, saberme viva a pesar de tanto que ha muerto en torno mío.
Hoy me estoy escuchando a mí misma, hoy empecé a reorganizar ese rompecabezas fragmetado que se empieza a mirar de nuevo a sí, con el valor de dejar la fortaleza que me permitía huir de la vida, aunque esté en el riesgo de estar viva y sentir de nuevo.
Hoy me sentí bien escuchándome hablar de lo maravilloso que ha sido creer todo este tiempo que alguien estaba aquí encerrado conmigo en este laberinto lejos de la vida y no me odio por eso, no me considero torpe por este tiempo de evitar la vida, lo asumo como el tiempo necesario para recuperar un poco de la confianza que se me quebró totalmente, es lo que me ha llevado volver a ser humana, volver a ser yo.

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