lunes, 21 de marzo de 2016

Cuando es tiempo de decir adiós...


Querida Rosa:

De tanto habitar este planeta que solo poblamos tu y yo, ha llegado el tiempo -creo- de dejarte ir.
Te escribo hoy porque entre ayer y hoy, volví a sentir en el pecho ese dolor en el corazón, que nació en mí cuando por primera vez te tuve frente a mis ojos.
He visto un millón de atardeceres, he esperado aquí solos tu y yo, y mi querida y amada Rosa, no lo lamento. No lamento cada día que he pasado desde que elegí amarte, he cometido muchos errores pero en todos he permanecido aquí junto a ti, porque lo he elegido.
Pero mi bella y amada Rosa, creo que tengo que dejarte ir. No se trata de tu falta de respuesta, ni siquiera tu ausencia siempre presente. Yo podría seguir aquí cuidándote tarde a tarde, esperando que el primer rayo del sol toque tu piel para incendiar el horizonte.
Pero nada hay en tu corazón y eso me hace pensar que debo seguir y no continuar en este planeta deshabitado y solo en el que yo me he quedado sosteniéndolo sobre los cimientos del amor que un día nació con tu sonrisa y tus hermoso brillo en una tarde de verano.
No me voy porque haya dejado de amarte, me voy porque mi corazón y mi tiempo lo tiene otro sueño, el sueño de encontrar un planeta más grande, más luminoso y en el que yo, no sea lo que soy aquí, en este el que mi voz no es voz sino es eco.
Querida Rosa, soy El Principito de todos los cuentos que hoy se va porque sabe que este amor no necesita ser enunciado para saber que está ahí, y porque la Rosa que amo quizá ya no esté, quizá ya no exista, quizá ya no viva y haya desaparecido hace mucho tiempo pero el amor la hace vivir en el recuerdo, y ahí vivirá por siempre.
Es extraño mi amada Rosa, pero es como si tú estuvieras condenada a ser amada por mí, aunque este amor nunca lo hayas correspondido, aunque no lo aceptaras jamás y nunca lo hayas sentido por mí, pero aquí en este pequeñito planeta mi corazón lo habitó todo, lo llenó de luz, lo hizo presente y recuerdo que lo inundó todo.
Yo no me voy porque no pueda seguir amándote, sino porque te llevo siempre contigo y estarás siempre en mi corazón... aunque solo sea el recuerdo de una sola noche de amor que me haría transitar una y otra vez el mismo camino para llegar siempre a esa noche, a ese lugar, ese instante en el que nos encontramos y que le dio todo el sentido a esta vida, este tiempo y que inventó este nuestro planeta.
Querida y amada Rosa, no te abandono, te llevo en mi corazón para que vivas ahí siempre y tengas la certeza de que este amor está ahí vivo y nunca muere, aunque jamás lo vuelvas a escuchar o te deje esas cartas que antes dejaba en tu buzón y que siempre pensé que no leerías.
Querida Rosa, soy quien te ama, te lleva en el corazón y te quiere y que simplemente nunca tuvo la fuerza de arrancarte de mi corazón, esta tierra, este planeta pequeño, esta oscura tierra donde echaron tus raíces porque arrancarte te borraría a ti, y a mí... así que nos vamos ahora juntos, tú en mi corazón para que yo siga siendo humana y para que tú sigas siendo mi amor más grande y hermoso que pudo mirar todo lo oscuro y pequeño que siempre ha sido mi corazón. Ha pasado mucho tiempo y te debo soltar y dejarte ir...
No te digo adiós, solo te llevo conmigo.


No hay comentarios: