martes, 5 de noviembre de 2024

Brígida/Argentina Casanova
Has crecido en otro lado y por eso no sabes
cómo nos queda esto de la vida,
en qué forma nos comemos el silencio de ustedes
Pequeño muerto, José Carlos Becerra


Un muerto no está realmente muerto
se queda su nombre
sus hermanas y hermanos
su ropa y sus pequeños objetos innecesarios
una silla de madera como un objeto real en 1980
Una muerta
se queda en la memoria
sonríe cuando lo hacen sus vivos
y viaja con ellos de una ciudad a otra
¿A quién toca la muerte si no tiene nombre
quién se fue,
o quién se queda?
Un cementerio de lápidas infantes
los muertos de una epidemia que ya nadie recuerda
una fe sin bautizo y el ritual bajo las sábanas
a manos de sus hermanas
la que se fue sin acta de nacimiento
Cada día de Difuntos repito en voz baja tu nombre
el ritual ancestral
de todos los hombres y mujeres sobre la tierra
limpio una tumba que solo existe en los sueños
con una copla infantil por epitafio
dejo las flores amarillas de mis sueños y tus juegos
Cada día de difuntos te nombro
para que haya algo de ti escribo este poema
Para que alguien se conduela con tu muerte prematura
envuelvo la mortaja en una fotografía
extraño hábito de retratar difuntos
Otros son los rostros y las sonrisas
eres tú la que sostengo entre mis manos
cada lágrima en los últimos años
–lo juro- no eran mías
fueron por las que no te lloraron.
-no fuimos las culpables-
Para nosotras
nunca hubo ni habrá siquiera nanas de la cebolla.
Espero verte alguna vez,
muchacha hermosa de sonrisa perfecta
Brígida duerme no hay ruido que te despierte
nadie canta las rondas alrededor de la hamaca
sonríe pequeña, a ti arrullan las olas,
te abraza Jesús y todas las estrellas.


https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/fotografiar-ninos-muertos-una-tradicion-del-siglo-xix

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