Nada lo cambia un
grito
más bien se nos
acomoda el silencio en lo hondo
hondo muy hondo
pasa un día dos
una semana dos un mes dos un año dos
y un buen día
amaneces abres los ojos y todavía lloras
pasaron
cuarentaytantos años y todavía esperas
el almuerzo
puesto sobre la mesa
la ropa
delicadamente planchada
el silencio del
miedo
el dolor que
aguijona
la fotografía
recuperada
todos dicen que
debajo del cemento están los huesos
unos contaban de
las voces escuchadas
del miedo y la
esperanza como una sola
de creer que vivían
De buscar hasta en Las Islas
de imaginar que
un día por fin volvería
mi hijo
mi esposo
mi hermano
mi novio
mi padre
el hijo de la
vecina
la mujer que
nadie notó que un día desapareció
las mujeres que
buscan y sus vientres resisten la punta del fusil
las mujeres que
parieron en esos sótanos de esta sociedad
las mujeres que
volvieron
las que no
volvieron
las niñas que
nadie supo que se las llevaron
las sinnombre que
nadie buscó
las que se
perdieron buscando
una más entre los
miles en un país quebrado
Mire esta
fotografía: ve ese cuerpo, ella era mi madre
Mire usted,
señala la fotografía, era él el más alto,
pero de los otros
chicos nadie supo nada
Y vuelve a
sentarse a la mesa:
espera
un almuerzo en
solitario
sabe más a
miseria humana
que los frijoles
en la pobreza de una casa de cartón
A todos nos
robaron algo en los 70’s
Unos se llevaron
a los hermanos
Otros se comieron
la riqueza
Otros fueron los
niños que murieron enfermos
Esas calles de
piedra
Esa riqueza que
se defendería como perro
Pero solo les
quedó ser perro
Esos ceros que se
llevaron de la moneda
Pero nunca
pudieron quitarnos la memoria
“eran militares,
eran militares, eran militares”
y los muertos con
fusil de palo
y las abejas
durmiendo en la oración
y los muertos los
siguen poniendo los de abajo.
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