La vi un tanto demacrada
Aunque ya no tenía las manos de tu ausencia
me reprochó que ya no escriba cartas
Y que -según ella- yo haya empezado a olvidarte
Dijo que así, un día de estos, ella estará muerta
Le pedí que tenga paciencia
No es cosa sencilla
-Lo hablamos-
al final entendió que haya vuelto a sonreír
aunque te extrañe
Le hablé de mi alegría y de huir de nueva cuenta
apenas supe que podía enamorarme
Que todavía no podía vivir con ella y
al mismo tiempo gozar la humana compañía
-Soñé con ella porque hace días que no nos saludamos,
y mira que resiste, es fuerte, es valiente
Pero se languidece y en su debilidad
me dijo que la noche trae olvido
Y que así de acostumbrarse a una ausencia se
muere lentamente mi tristeza.
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