Tu nombre me persigue, me acompaña a todas partes. Va de un lado a otro, y se deja escuchar muy frecuentemente para decirme "aquí estoy".
Lo escucho en los nombres de avenidas y en el nombre elegido para quien aún no nace y me presentan.
365 días y un poco más, y tu nombre sigue aquí, aunque tú te hayas ido.
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